La travesía de la Selección de Costa Rica ha sido todo un viaje lleno de imprevistos y desafíos. Después de su partido contra Surinam en San Diego, el equipo dirigido por Miguel Herrera se encontró con una situación que pocos imaginarían: un traslado que debería haber tomado apenas tres horas, se alargó hasta ocho.
Este desenlace no solo fue frustrante, sino también revelador del tipo de adversidades que los equipos deportivos, especialmente en torneos importantes, pueden enfrentar.

































